Derechos Población LGBTIQ+

Lucha incansable por lo derechos Población LGBTIQ+

Contabilizando 41 años desde su fundación, La Avispa continúa “evolucionando sin perder la esencia”. La Iglesia, el Estado, la prensa y la opinión pública fueron sus principales contrincantes “Evolucionamos sin perder la esencia”, se lee en una de las paredes de la reconocida  Discoteca La Avispa.

 

Lema que evidencia los grandes obstáculos que ha tenido que sortear y sobrepasar este lugar, en la persona de su propietaria y fundadora, Ana Vega,  sino también para la mayoría de la población LGBTIQ+

La Avispa es toda una institución y un símbolo de la lucha que ha experimentado la población sexualmente diversa.  Así lo afirma la activista Emma Chacón, “La Avispa es un espacio de nuestra lucha, ha sido muy significativa en nuestras vidas.

 

Es parte de nuestra historia, de alguna forma a todos nos ha impactado y la llevamos en alguna parte del corazón”.

 

El presidente del Movimiento Diversidad, Abelardo Araya, concuerda con Emma en el papel relevante del bar, ya que señala que “mucha gente que no recibe el apoyo de su familia, llega a la disco y ahí encuentra su familia; ahí se forman lazos muy cercanos”.

 

El bar ha evolucionado a medida que lo ha hecho la sociedad. Ha sufrido numerosos cambios físicos, como lo recuerda la activista: “antes los bares solían ser oscuros; sin embargo, ahora son luminosos y ventilados, La Avispa ha tenido esa transformación”.

Sin lugar a dudas, el bar fue sumamente influido por “Las Entendidas”, este fue el primer grupo abiertamente lesbo feminista en Costa Rica.

 

Ana Vega formó parte de esta agrupación, autorizando la realización de constantes actividades de este colectivo en su bar, además donaba un porcentaje de las ganancias generadas a esas mujeres para que continuaran realizando sus eventos.

 

El Encuentro, un acontecimiento que marcó un antes y un después para las lesbianas en particular, fue el Encuentro Lésbico y Feminista de Latinoamérica y el Caribe, que se realizó en la Semana Santa de abril de 1990.

“Cuando la noticia del encuentro sale a la luz, todos los diarios empezaron a hablar del tema por todo un mes, por medio de artículos casi diarios sobre el encuentro lésbico, si teníamos derecho o no de reunirnos, si éramos la escoria o no”, recordó Emma Chacón.

Sin embargo, La Avispa no se limita a hombres gay y mujeres lesbianas, ya que también es frecuentado por personas heterosexuales o “buga”. Así lo afirma Abelardo Araya: “Las mujeres heterosexuales llegan ahí tranquilas, no hay hombres acosándolas, pueden bailar sin preocuparse, que no va a llegar algún hombre a invitarlas un trago o a decirles algo”.

 

Actualmente en algunos bares heterosuxales sí existió apertura para las personas homosexuales, pero en otros aún no. Actualmente, la situación es más favorable para la población lésbica-gay del país, ya que la tolerancia y el respeto hacia lo que es distinto han ido en aumento.

 

Eso se evidencia en la encuesta realizada a personas heterosexuales en la que la totalidad de los encuestados manifestaron que cada persona es libre de elegir, que debe existir una igualdad de derechos para todas las personas y sobre todo, respetar la diversidad.