Bar La Avispa: Un símbolo de lucha

POR: María Fernanda Bustamante Sáenz (PERIODISTA)

JUEVES 15 DE MAYO DEL 2010.

 

Contabiliza 31 años desde su fundación continúa “evolucionando sin perder la esencia”

La Iglesia, el Estado, la prensa y la opinión pública fueron sus principales contrincantes “Evolucionamos sin perder la esencia”, se lee en una de las paredes de la reconocida Discotheque josefina La Avispa. Lema que evidencia losgrandes obstáculos que ha tenido que sortear y sobrepasar este lugar, en la persona de su propietaria y fundadora, Ana Victoria Vega Chávez. Para la mayoría de hombres gay y mujeres lesbianas, La Avispa es toda una institución yun símbolo de la lucha política que ha experimentado esta población enespecífico. Así lo afirma la activista Emma Chacón, una “lesbiana pública” como ella misma lo afirma, quien desde hace más de 20 años lucha por la defensa delos Derechos Humanos de la comunidad LGBTI (lesbianas, gays, bisexuales,transexuales e intersexo).“La Avispa es un espacio de nuestra lucha, ha sido muy significativa en nuestras vidas. Es parte de nuestra historia, de algunaforma a todos nos ha impactado y la llevamos en alguna parte del corazón”, afirmó Chacón.

 

El presidente del Movimiento Diversidad, Abelardo Araya, concuerda con Emma en el papel relevante de ese bar, ya que señala que “mucha gente que no recibe el apoyo de su familia, llega a la disco y ahí encuentra su familia; ahí se forman lazos muy cercanos”.

 

El bar ha evolucionado a medida que lo ha hecho la sociedad. Ha sufrido numerosos cambios físicos, como lo recuerda la activista: “antes los bares solían ser oscuros; sin embargo, ahora son luminosos y ventilados, La Avispa ha tenido esa transformación”.

 

Sin lugar a dudas, el bar fue sumamente influido por “Las Entendidas”, este fue el primer grupo abiertamente lesbo feminista en Costa Rica. Ana Vega formó parte de esta agrupación, autorizando la realización de constantes actividades de este colectivo en su bar, además donaba un porcentaje de las ganancias generadas a esas mujeres para que continuaran realizando sus eventos.

 

El Encuentro. Un acontecimiento que marcó un antes y un después para las lesbianas en particular, fue el Encuentro Lésbico y Feminista de Latinoamérica y el Caribe, que se realizó en la Semana Santa de abril de 1990.

 

Ema Chacón fue organizadora de esa actividad, la cual despertó reacciones en laIglesia Católica, el Estado, la prensa y la opinión pública.

 

“Cuando la noticia del encuentro sale a la luz, todos los diarios empezaron a hablar del tema por todo un mes, por medio de artículos casi diarios sobre el encuentro lésbico, si teníamos derecho o no de reunirnos, si éramos la escoria o no”, recordó Chacón.

 

La Iglesia Católica, por medio del Arzobispo de San José, monseñor Román Arrieta (QDDG), censuró la realización del Encuentro, lamentando por medio de un comunicado que “precisamente al lado de la pasión, muerte y resurrección deJesucristo, se esté celebrando dicho panel que manifiesta la institucionalización de una crisis de valores morales”.

 

Respecto a este tema, Óscar Arrieta, hermano del arzobispo fallecido recientemente, recordó que: “hace 20 años la sociedad era muy cerrada, entonces no era de esperar que la Iglesia aceptara ese evento. Mi hermano lo reprobó porque lo consideró un medio de hacer proselitismo, el comportamiento de esas personas se desvía de lo natural”.

 

Los diarios nacionales publicaban material relacionado con el tema; sin embargo, muchas informaciones estaban cargadas de ofensas al colectivo gay y lésbico. Así se evidencia en una publicación de La Nación, el miércoles 11 de abril de 1990: “el sólo anuncio de la posibilidad de esta reunión de personas moralmente desequilibradas representa una bofetada en el rostro de la mujer costarricense”. Por otro lado, hubo quien salió en defensa del encuentro: “…las lesbianas tienen todo el derecho de serlo y de reunirse para hablar de aspectos relacionados con esa particularidad, sin que se desate en su contra una cacería de brujas”, opinaba el redactor del Diario Extra, Agustín Castro, en una publicación del 17 de abril de 1990.

 

Emma Chacón recordó ese momento en donde “se inició la persecución de las lesbianas que asistirían al Encuentro, por medio de Antonio Álvarez Desanti, quien era el Ministro del Gobierno, el cual ejecuta una directriz en la que dice que no otorgarán visas de entrada a Costa Rica mujeres que viajen solas, con esto muchas resultaron afectadas, les quitaron libros, panfletos y demás artículos, incluso sufrieron mujeres empresarias que viajaban por negocios”. Desanti advirtió que no se podía prohibir el derecho a reunión de esas mujeres; sin embargo, buscarían la forma para que éstas no pudieran ingresar al territorio nacional. Estas acciones discriminatorias despertaron el asombro en las asistentes al congreso, ya que no imaginaban tales consecuencias. Además, medios internacionales también publicaron artículos al respecto, en los cuales se evidenciaba la situación angustiante que sufrieron las mujeres que fueron partícipes de dicha reunión. El Encuentro fue realizado en una quinta de Ciudad Colón, de forma clandestina, para evitar cualquier ataque. En la reunión se desarrollaron talleres y charlas sobre sexualidad lésbica, salud sexual, autoestima, violencia, entre otros. Migdalia Reyes, participante del Encuentro, describe la última noche de la reunión, en la que sufrieron agresiones físicas y psicológicas: “alrededor de las ocho dela noche, llegaron al lugar dos vagones cargados de hombres, quienes empezaron a decirnos obscenidades, y a lanzarnos palos y piedras.

 

Cerca de las tres de la mañana los hombres se fueron. Todas quedamos aterradas,nos impactó enormemente”. La activista Emma Chacón recordó que “teníamos miedo de que los hombres entraran al lugar y nos violaran, un temor muy común, sobretodo siendo lesbiana, ya que el pensamiento machista dice que uno es lesbiana porque no ha encontrado un hombre que se lo haga bien”. Chacón señaló que muchas de las mujeres que asistieron al Encuentro fueron despedidas de sus trabajos y perseguidas por sus familias. La clausura de dicha reunión se realizó en La Avispa, en ese momento, como era costumbre en ese tiempo, los policías ingresaron al lugar, pero en vez de alarmarse y tomar asiento, las mujeres se mantuvieron firmes y no cedieron ante la acción policial, “ahí dijimos suave un toque, ya no nos intimidan, ya no más”, recordó Chacón.

 

El bar josefino fue testigo de toda la lucha llevada a cabo por Las Entendidas, y Ana Vega siempre brindó su apoyo para que continuaran su accionar. Este es uno de los factores que fortaleció a dicha Discotheque, ya que muchas personas le tomaron cariño y sobre todo respeto, por eso ya cuenta con 36 años de existencia.

 

Sin embargo, La Avispa no se limita a hombres gay y mujeres lesbianas, ya que también es frecuentado por personas heterosexuales o “buga”. Así lo afirma Abelardo Araya:“las mujeres hetero llegan ahí tranquilas, ya que no hay hombres acosándolas, pueden bailar sin preocuparse, que no va a llegar un hombre a invitarlas un trago o a decirles algo”. “Actualmente en algunos bares hetero sí ha habido apertura para las personas gay, pero en otros nos echan.

 

Hay muchos lugares homo y lesbofóbicos. Ojalá en un futuro no sea el cuerpo el que hable por vos, sino tus acciones, lo que tienes dentro”, añadió Araya. Melisa Salazar, una mujer lesbiana que frecuenta La Avispa, afirma que algo positivo de que personas heterosexuales o bisexuales visiten el bar, es que “servirá para educar a las personas, para que entiendan que sólo buscamos pasarla bien, eso les ayudaría a quitar prejuicios y para que se den cuenta de que no somos lo que dicen”.

 

Actualmente, la situación es más favorable para la población lésbica-gay del país, ya que la tolerancia y el respeto hacia lo que es distinto han ido en aumento. Eso se evidencia en la encuesta realizada a personas heterosexuales en la que la totalidad de los encuestados manifestaron que cada persona es libre de elegir, que debe existir una igualdad de derechos para todas las personas y sobre todo, respetar la diversidad. “A través de los años hemos abierto una brecha para que hoy más mujeres se atrevan a andar de la mano en la calle. Vamos avanzando.

 

Mi mayor gratificación es pensar que hoy las lesbianas no tengan miedo”, finalizó Emma Chacón.

 

Fuentes

  • Ana Vega Chávez, dueña de la Discoteque La Avispa
  • Entrevista a Emma Chacón, activista y defensora de los Derechos Humanos de la población LGBTI del país
  • Entrevista a Abelardo Araya, presidente del Movimiento Diversidad
  • Entrevista a Óscar Arrieta Villalobos, hermano del arzobispo de San José,monseñor Román Arrieta (QDDG)
  • Encuesta a personas de la comunidad gay lésbica Encuesta a personas heterosexuales
  • Publicaciones de periódicos nacionales
  • María Fernanda Bustamante Sáenz

POR: María Fernanda Bustamante Sáenz (PERIODISTA)